El presidente de Corea del Sur ha decidido anular la ley marcial después de que el Parlamento expresara su rechazo
El intento del presidente surcoreano de imponer la ley marcial desata huelgas, críticas internacionales y pedidos de renuncia.
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El presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, declaró este 3 de diciembre la ley marcial de emergencia, argumentando la necesidad de proteger el "orden constitucional". Sin embargo, la medida fue revocada horas después debido al rechazo generalizado de la oposición, sindicatos y su propio partido político.
El Partido Demócrata (PD), con mayoría parlamentaria, condenó la acción como un "golpe de Estado fallido" y exigió la dimisión inmediata del mandatario. Su líder parlamentario, Park Chan-dae, declaró que "Yoon ya no puede gobernar el país normalmente". Desde sectores independientes también se pidió la detención del presidente por esta acción.
En respuesta a la imposición de la ley marcial, la Confederación Coreana de Sindicatos, que representa a más de 1,2 millones de trabajadores, convocó a una huelga general indefinida. Los sindicatos calificaron la decisión como "antidemocrática" y aseguraron que marcó el fin de la legitimidad del mandatario.
La presión no solo viene del interior del país. Estados Unidos, en un comunicado oficial, expresó alivio por el levantamiento de la ley marcial y destacó la importancia de respetar el voto del Parlamento surcoreano. Washington subrayó su compromiso con la estabilidad y la democracia en el país asiático.
El presidente Yoon justificó inicialmente la medida al acusar a la oposición de actividades antiestatales y de aprobar presupuestos con recortes al gobierno sin consultar al oficialismo. Sin embargo, los altos mandos militares y civiles, incluido el ministro de Defensa, mostraron desacuerdo con la acción.
Mientras tanto, líderes del propio partido del presidente, el Partido del Poder Popular, también criticaron la decisión. Han Dong-hoon, líder del partido, calificó la situación como "trágica" y exigió una explicación pública. Esta crisis política pone a Yoon Suk-yeol en una situación crítica, con crecientes llamados a que asuma la responsabilidad o renuncie al cargo.