Ecuador: de éxito regional a narcoestado desbordado por la violencia y el crimen organizado
El narcotráfico ha transformado a Ecuador de modelo de estabilidad en América Latina a uno de los países más violentos y peligrosos de la región.
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En un análisis titulado “Un viaje a través del narcoestado más nuevo del mundo”, la revista 1843 de The Economist expone cómo la expansión del narcotráfico ha desbordado las instituciones ecuatorianas, sumiendo al país en una crisis de violencia y corrupción. A lo largo de su investigación, el periodista Alexander Clapp recorre varias ciudades como Guayaquil, Durán y Montecristi, donde el control de las mafias ha reemplazado a la autoridad estatal. En Durán, por ejemplo, se reporta un asesinato cada 19 horas, un claro reflejo del colapso de la seguridad pública.
Ecuador, situado estratégicamente entre los mayores productores de cocaína del mundo, se ha convertido en un terreno fértil para el crimen organizado internacional. Las bandas que operan en el país no solo se benefician de su proximidad a los mercados globales de droga, sino también de una economía dolarizada que facilita el lavado de dinero. Además, su infraestructura portuaria, vital para la exportación de productos como el banano, se ha visto utilizada para el tráfico ilícito de narcóticos, lo que ha acentuado la vulnerabilidad del país.
La falta de respuesta efectiva por parte del gobierno ecuatoriano ha sido otro factor crucial en esta tragedia nacional. Las fuerzas de seguridad, tanto civiles como militares, han demostrado ser incapaces de frenar la expansión de las redes criminales. Esto ha dejado a las instituciones debilitadas y ha permitido que las organizaciones del narcotráfico operen con casi total impunidad, aumentando las tasas de homicidio y generando un clima de terror en las principales ciudades.
En menos de una década, Ecuador ha pasado de ser un modelo de estabilidad a convertirse en uno de los países más violentos del continente. La creciente crisis refleja no solo la incapacidad del Estado para restaurar el orden, sino también el impacto devastador del narcotráfico en las estructuras políticas, sociales y económicas del país.