Dolor e indignación en Guayaquil por la muerte de cuatro niños tras un operativo militar
El Ministerio de Defensa debe ofrecer disculpas públicas; la jueza otorgó 10 días de plazo como parte de la reparación integral a las familias.
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Los restos de los hermanos Ismael (15) y Josué Arroyo (14), junto a sus amigos Nehemías Arboleda (15) y Steven Medina (11), son velados este 1 de enero de 2025 en el sector de Las Malvinas, al sur de Guayaquil. Los cuatro menores, desaparecidos desde el 8 de diciembre durante un operativo militar, fueron hallados sin vida en una zona agreste de Taura (Guayas).
Familiares, vecinos y amigos instalaron carpas en plena calle para acompañar a los deudos en una inusual despedida de fin de año. La noche del 31 de diciembre se confirmó, mediante pericias de genética forense, que los cuerpos hallados pertenecían a los menores. En medio de un clima de consternación, los compañeros de los hermanos Arroyo —que jugaban en un club de fútbol local— se acercaron a sus féretros exigiendo justicia y clamando: “Regresa, tenemos que jugar”.
El sepelio está previsto para la tarde de este mismo 1 de enero en el cementerio del Suburbio Ángel María Canals. Previo al entierro, las tres familias planean caminar con los féretros por las calles de Las Malvinas hasta la Casa Comunal, en un acto simbólico de protesta y dolor.
La jueza Tanya Loor, dentro del recurso de hábeas corpus interpuesto por las familias con apoyo del Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos (CDH), ordenó al Ministerio de Defensa ofrecer disculpas públicas en un plazo de 10 días. Esta medida forma parte de la reparación integral por la desaparición y posterior asesinato de los menores.
Los deudos exigen a las autoridades una explicación sobre las circunstancias de la desaparición forzada y el estado en que fueron hallados los cuerpos. “Tienen que decirnos qué sucedió con nuestros niños y por qué destruyeron los cuerpos de esta forma”, declaró un familiar de Steven Medina.
Mientras las investigaciones continúan, las familias, arropadas por su comunidad, despiden a los cuatro menores con la exigencia de justicia y el anhelo de que crímenes como este no queden impunes en el país.